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EL MITO DEL CANTO

Canta!

El mito del talento, y por qué todos deberían acercarse al canto


Muchos padres enterados de los beneficios de la experiencia musical se me han acercado con la inquietud de sabe si su hijo o hija tiene el talento necesario o suficiente para embarcarse en el estudio consistente de algún instrumento o del canto.


Con mayor frecuencia escucho a adultos decir sobre sí mismos “A mi me encantaría cantar, pero tengo la voz horrible” o “Me gusta tanto la música pero no tengo oído ni talento para el canto”.


El debate sobre el talento o la capacidad innata para lo musical, es de vieja data y remarcada presencia en el sistema academico de la música occidental, aunque no único de esta, y surge de la pregunta:


¿Es la capacidad para lo musical algo heredado, es decir, transmitido en los genes, o viene dado por el entorno y el aprendizaje?


La respuesta que la mayoría de los científicos -especialmente en el campo de la neurología- nos ofrecen hoy en día es que ambas, pero más lo segundo que lo primero.


Como principio general el ser humano es per se un ser musical y los niños son músicos naturales tal y como vienen al mundo, con la capacidad suficiente para desarrollar una relación satisfactoria y de por vida con la música.


Muy temprano, lamentablemente, comienzan a obtener mensajes desde todos los flancos (compañeros, familiares, media y hasta profesores de música) que les dicen que no tienen el talento suficiente o que no ‘son musicales’.


Hoy en día esta tendencia aumenta gracias a programas como “…got talent,” , “American Idol”, “The Voice” y tantos otros en ese formato, que nos muestran el canto como algo otrogado sólo a algunos cuantos merecedores, que recibieron una facultad especial de alguna deidad del Olympo. De resto, quedan todos aquellos que serán descartados y ridiculizados, para morbo y entretenimiento de los espectadores.


Independientemente de que una persona esté particularmente “cableada” para lo auditivo y lo musical o que manifieste un temprano interés en la música (esto es parte de los factores hereditarios por los que se denomina a personas como “visuales”, “auditivas”, “espaciales”, “lógicas”…) lo clave aquí es que basar capacidades y logros en dichos factores de “talento” va en contra del crecimiento psicológico y el desarrollo de las habilidades.


Los estudiantes que ven su éxito como una suma de trabajo constante, mantendrán esa perseverancia a través de cualquier reto y tenderán a superarse, mientras que los que ven su éxito como algo derivado directamente de un talento innato, son más proclives a rendirse.


Casi sin excepción, todos amamos la música, pero los niños que piensan de sí mismos que no son musicales tenderán a perderse los beneficios cognitivos y sociales que la música brinda y la experiencia de conexión que se produce al hacer música con otros. Estos beneficios no tienen nada que ver con ningún talento innato.


Algunas personas mostrarán más temprano o más notablemente facilidades para la música en general, así como para ciertos aspectos puntuales que la componen y generan. Esto no quiere decir, en lo más mínimo, que los demás estén relegados a un mundo sin experiencia musical directa y sin los beneficios que esta experiencia conlleva.


Cantar es la mejor manera, por más directa en inmediata, de conectar con la música.


Cantar, sin tomar en cuenta cuan “horrible” te parece que suena tu voz o cuan insistentes son otros al decirte eso mismo, te permite explorar tu voz sin tapujos t con más objetividad.


Cantar las canciones que te gustan, sin ningún tipo de vergüenza, con alegría y como adulto portador de mensajes en el hogar, llevará ese fabuloso mensaje a tus hijos: el de cantar sin importar qué.


Una vez encaminados en el aprendizaje y práctica del canto, tendrán mucha mejor disposición para escuchar su propia voz por encima de los juicios y las críticas de otros, y a asumir los retos d como algo divertido en lo que trabajar, y no como una señal que les dice: “no tienes el talento”.

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